domingo, 13 de octubre de 2013

Alcalde poblano pide a ciudadanos matar a ladrones



Esta semana me encontré con una nota que da risa y a la vez preocupa. Se trata del alcalde priista del municipio de Juan C. Bonilla, Puebla, donde habitan aproximadamente 20 mil habitantes, el edil encontró una rápida solución para combatir a la delincuencia en ese lugar: tomar la justicia por mano propia y matar a los delincuentes. Cuando vecinos le reclamaron el pasado jueves 10 que atendiera una serie de atracos en la carretera México-Puebla, Andrés Cadena Zamora les recomendó matar a los ladrones que entren a sus casas ya que él no tiene la capacidad para atacar el problema.

Esto no es para sorprenderse sino para documentar nuestro optimismo, como diría Monsiváis, de acuerdo con  la Conferencia Nacional de Municipios de México (CNMM) 40% de los 2 mil 457 alcaldes del país se encuentra amenazado por la delincuencia organizada. La inseguridad es tal que algunos alcaldes ni siquiera viven en sus municipios. En las localidades fronterizas del norte es común que el presidente municipal duerma en Estados Unidos y de día despachan desde sus alcaldías. Asimismo de 2007 a 2013 la CNMM ha contabilizado la muerte de 45 alcaldes en todo el país; ninguna de estas muertes ha sido esclarecida en su totalidad.

Las mafias presionan a los gobiernos locales para que les den dinero de las ya de por sí saqueadas arcas municipales. La amenaza hacia ellos es simplemente que (la delincuencia) revisa cuál es el presupuesto que tienen (los alcaldes) y les piden de ahí cierto porcentaje de las obras. El 70% de los municipios mexicanos están en la bancarrota. En este contexto, Ignacio López Mendoza, alcalde de Santa Ana Maya (Michoacán) mantiene una huelga de hambre frente al Senado mexicano desde el pasado viernes 4 de octubre para exigir más recursos para los municipios.

Uno de los problemas que se han detectado, es que México tiene más de mil 600 cuerpos policiales independientes lo cual genera un desorden y disparidad en los métodos y técnicas que emplea cada corporación. Además un policía municipal en México gana unos $378 dólares, 10 veces menos que un agente federal. Ser policía en este país suele ser una última opción que se toma por necesidad y no por vocación. Para reivindicar la función policial, así como al magisterio, urge dignificar y restablecer el prestigio social de dichas profesiones.
Saber de un alcalde que pide a sus gobernados matar a los delincuentes es revelador pues sólo podemos imaginar cuántos presidentes municipales piensan de la misma manera o están en la misma situación pero no lo externan. Las autoridades locales se encuentran temerosas y rebasadas por el crimen organizado y por su capacidad de fuego. Las autoridades estatales se han enfocado en proteger las capitales de los estados o algunas zonas que consideran importantes, pero han dejado en el olvido la coordinación que deben establecer con los municipios y con la federación para crear mecanismos regionales que pongan atención en las particularidades de cada una de ellas.

Ante la ola de crímenes que azotan al país, la cual nuestras autoridades se niegan a reconocer, cobra vigencia para la sociedad el debate sobre la necesidad y la posibilidad de armarnos. Creo que todos los mexicanos deberíamos defender nuestro derecho a la legal tenencia y portación de armas de fuego, en ese sentido la organización  ADA10 (Asociación por la Defensa del Artículo 10 Constitucional A.C.), cree que el fomento de una cultura responsable de las armas de fuego para cualquier actividad lícita, es parte esencial de un Estado democrático y liberal, donde la correcta aplicación de la ley y el respeto por los derechos humanos son parte fundamental. Es a partir de una sólida participación de la sociedad civil que lograremos tener injerencia y  progresar en la defensa de nuestro derecho a poseer y portar armas de fuego.

Debido a la corrupción y complicidad del estado en su conjunto con la delincuencia --de todos los tipos--, es legítimo para el pueblo tomar las armas para defenderse no sólo de la delincuencia, sino también del propio estado que es el principal generador de violencia y el principal administrador de impunidad. Los grupos armados de autodefensa son anteriores a la conformación del estado y deben ser reconocidos y respetados como fuente de soberanía popular. Sólo se entiende el rechazo a estos fenómenos de autodefensas desde una visión centralista que niega los más elementales principios del federalismo, no un federalismo clásico, sino un federalismo de nuevo alcance, fuera de la verticalidad del derecho y dentro de la disciplina de la administración pública.

Debemos entender a la subsidiariedad como un principio de  ética social referente a establecer un equilibrio en la intervención complementaria y auxiliar de las formaciones sociales mayores a favor de los  individuos y de las pequeñas comunidades. Podemos apreciar claramente como este concepto no sólo no se aplica sino que es violentado por la federación, dejando a las comunidades a su suerte, con policías infiltradas e ineficaces y con alcaldes como el de Juan C. Bonilla, Puebla, que dicen disparates sin medir los posibles efectos de sus declaraciones. El pueblo puede y debe estar armado pero organizada y responsablemente, de lo contrario se replicará y perpetuará la cultura de la antijuridicidad y sus indeseables consecuencias sociales.

Twitter del autor: @danielxicori

Link de noticia:
http://www.proceso.com.mx/?p=355176

domingo, 29 de septiembre de 2013

Mexico: Gestión de emergencias pero sin gestión integral de riesgos de desastres naturales.




Los fenómenos meteorológicos de las últimas semanas han puesto al descubierto la falta de previsión del Estado mexicano en su conjunto. La Federación, los estados y los municipios están rebasados por la emergencia nacional. Existen responsables con nombre y apellido detrás de cada desgracia. Los gobernantes no pueden excusarse en supuestas “lluvias atípicas” y en la imposibilidad de contener las manifestaciones de la naturaleza; recordemos que este pretexto fue utilizado también tras el paso del huracán Paulina que dejó graves afectaciones en Guerreo y Oaxaca, hace dieciséis años. 

La noticia que reseño en esta ocasión, nos informa que especialistas del Instituto de Geografía de la UNAM han apuntado que el país sigue sin tener una política de prevención, por lo que las autoridades se limitan a reaccionar tarde y mal, además de haber dejado prácticamente en el abandono a la instancia oficial dedicada a prevenir desastres, el CENAPRED, cuyo presupuesto --menor que el de la Dirección de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación—se destina en un 30% al pago de su nómina.

La nota permite ver cómo  nos encontramos insertos en la gestión de emergencias pero no en la gestión integral de riesgos de desastres. Este es un problema muy complejo porque hay intereses políticos, económicos y de otros tipos que son causas de desastres a futuro. Es absurdo que el Estado gaste tanto atendiendo las consecuencias de los desastres y tan poco en políticas de prevención, obras e infraestructura que podrían disminuir costos económicos, pero sobre todo costos humanos. 

 En nuestro país la OCDE --entre otros— conduce a las elites y  a sus  operadores políticos a imponer las prioridades de la agenda nacional, obedeciendo lealmente, en temas como la educación o el comercio. Sin embargo no se tomaron en cuenta las advertencias de esta organización sobre la prevención de riesgos de desastres. El estudio sobre el sistema nacional de protección civil en México de la OCDE (http://www.cires.org.mx/docs_info/CIRES_031.pdf) concluye que “el territorio mexicano está expuesto a un alto nivel y gran variedad de peligros generados por fenómenos naturales y la actividad humana”. Aún así y pese a las advertencias de esta organización, en el sentido de que entre más se demore una zona en recuperarse del desastre, menores serán las posibilidades de que la economía local se recupere, hubo una omisión por parte del gobierno y el poder legislativo hacia la protección civil. Esto más la cuota de corrupción que le acompaña, han pasado la factura a la nación durante la presente emergencia nacional.

Los gobiernos municipales son responsables en gran medida de la tragedia. Fundamento parte de  mi crítica en el artículo 115 de nuestra Constitución, el cual en su fracción V, en diversos incisos, faculta a los Municipios, entre otras cosas, para:

a) Formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal;
c) Participar en la formulación de planes de desarrollo regional, los cuales deberán estar en concordancia con los planes generales de la materia. Cuando la Federación o los Estados elaboren proyectos de desarrollo regional deberán asegurar la participación de los municipios;
d) Autorizar, controlar y vigilar la utilización del suelo, en el ámbito de su competencia, en sus jurisdicciones territoriales;
e) Intervenir en la regularización de la tenencia de la tierra urbana;
f) Otorgar licencias y permisos para construcciones;
g) Participar en la creación y administración de zonas de reservas ecológicas y en la elaboración y aplicación de programas de ordenamiento en esta materia;
i) Celebrar convenios para la administración y custodia de las zonas federales.

Si los municipios ejercieran estas facultades constitucionales, las emergencias no serían tan comunes ni devastarían comunidades enteras año con año y sexenio tras sexenio. Se pone de manifiesto la incapacidad de los gobiernos locales de instrumentar políticas públicas, coordinadas con otros municipios y estados para diseñar y tomar en cuenta mapas de riesgo. Tampoco existe un sistema adecuado para advertir a la población sobre el peligro de las manifestaciones de la naturaleza. En esta parte, quisiera destacar la corrupción que impera en el manejo y la vigilancia del uso de suelo por parte de las autoridades municipales. Como lo señala el inciso d) del artículo 115 Constitucional, son estas autoridades las encargadas de esta tarea. No obstante se otorgan de manera arbitraria permisos de construcción, cambios de uso de suelo y autorizaciones a empresas, entre tantos otros actos de gobierno que ocasionan  la invasión de zonas naturales no aptas para el establecimiento de asentamientos humanos; materia de la cual también deben encargarse los municipios. La suma de la corrupción de autoridades de todos los niveles de gobierno del Estado mexicano, dan como resultado tragedias periódicas y recurrentes que exhiben la condición de nuestra frágil democracia retórica.  Estás tragedias se pueden evitar si se cuenta con una política de prevención de desastres que se instrumente de manera adecuada y por tanto coordinada entre todos los agentes de gobierno en conjunto con los sociales.

 

Mención aparte merece la actuación oportunista y manipuladora de los gobiernos federal y del Estado de México, quienes lucran con la tragedia para promover su imagen. El primero enviando a la mal llamada “primera dama” a filmar spots donde, junto con militares, reparte despensas a los damnificados de Guerrero, estos cortos parecen de Televisa, grabados en calidad HD y con tomas que requieren de un gran equipo de producción. El segundo prestando uniformes y hasta un helicóptero de rescatistas del Estado de México para la escenificación de un programa donde la conductora estelar de Televisa Laura Bozzo desciende de la aeronave para ayudar a los habitantes del municipio guerrerense de Coyuca de Benítez. En una actitud indolente, el gobernador Eruviel Ávila, uno de los consentidos de dicha empresa, utiliza y desvía recursos del Estado para un montaje televisivo protagonizado por un personaje con una pésima reputación. Peor aún, es que días después del escándalo que este tema generó en las redes sociales, el gobierno estatal fijó su posición en un escueto comunicado oficial que argumenta que ese apoyo “en ningún momento, ha distraído la labor principal de los (helicópteros) Relámpagos: apoyar a las comunidades afectadas”, el documento no hace mención a la polémica en torno a la conductora, pese a que este tema opaco el segundo informe del gobierno estatal.

Tales situaciones nos muestran la irresponsabilidad en que incurren ambos gobiernos con tal de manipular a la sociedad a través de los medios masivos de comunicación y hasta donde están dispuestos a llegar para ganarse los favores de las televisoras que se traducen en espacio en sus pantallas. Para comprobar lo anterior basta con ver la gran cantidad de espacio publicitario que contrató el gobierno del estado de México para difundir cápsulas del segundo informe de gobierno, las cuales resultan ofensivas para cualquier persona un poco informada sobre la realidad que vive esta entidad federativa y sus municipios.

 

@danielxicori

Link de noticia:
http://www.proceso.com.mx/?p=353433